Jeremy Renner

Esta noche se cierran oficialmente las urnas para los votos de los académicos.
En la elección del Oscar a la mejor película más reñida que se recuerda, nadie puede vaticinar con seguridad quién será la ganadora.

¿Se impondrá "Avatar", como casi todos esperan? ¿O el impulso que los círculos neoyorquinos están dando a "The Hurt Locker" será suficiente?

En cualquier caso, gane o gane, "The Hurt Locker" tiene otras victorias más claras y válidas; entre ellas, consolidar a Kathryn Bigelow como una jabata de la acción reflexiva.
Y su protagonista, Jeremy Renner, nos encanta.

Quizá más atractivo y carismático que propiamente guapo, Jeremy también podría dar la campanada este domingo y llevarse el premio al mejor actor.
Muchos ya han apuntado que puede ser una grata sorpresa, del estilo del Oscar de Adrien Brody.

Si no lo consigue, ya tiene a la industria comiendo de su mano, decidida a retratar su rostro y potenciar su valía en toda producción de ambición e intención.

Renner lleva en esto desde mediados de los noventa y, antes de "The Hurt Locker", ya lo habíamos visto perfilando su rol predilecto de antihéroe taciturno.

Así, "SWAT", "The Assassination of Jesse James" y "28 Semanas Después" se enumeran entre lo más destacable de su currículum.

Ahora desactivando bombas en esa tierra hostil llamada Iraq, su Sargento William James, adicto a la batalla, necesitado del peligro, nos ha cautivado por completo.

Se rumorea que lo próximo para este Renner será formar parte del reparto de "The Avengers", nuevo proyecto de adaptación de cómic Marvel, donde Jeremy sería Hawkeye.

Ese físico, entre apeluchado y machísimo, ha sido su tarjeta para venir un jueves. Y, seguramente, su talento nos permitirá seguir hablando de él durante mucho tiempo.

Si finalmente gana mi odiada "Avatar", no sufriré. Porque las películas buenas seguirán siendo buenas.