
He aquí una regla nunca escrita hasta hoy: Si alguna vez cierto rubio te quitó el sueño, te gustarán los camomilas para siempre.
No importa que las cosas cambien. No trasciende que me asegures que prefieres a los osos, a los maduros, a los morenos, a los pelirrojos, a los turcos, a los negros, a los supermanes o a los machomenes.

Los rubios son una especie única, rara en estas latinas latitudes. Y, cuando irrumpen los niños color del sol, la contemplación se renueva pronto en proverbial adoración.

Basta echarle un vistazo - ó dos - a Hunter Parrish, el Silas de "Weeds".
Es un magnífico ejemplar de rubio de toda la vida. Y, además, viene sazonado con toque golfo, ideal para la serie de Mary-Louise Parker.
Es un magnífico ejemplar de rubio de toda la vida. Y, además, viene sazonado con toque golfo, ideal para la serie de Mary-Louise Parker.

Hunter, que cada día está mejor, es también un buen ejemplo de que muchos rubios pueden incluso trascender la edad de su mayor triunfo. Es decir, la adolescencia.

Los años teen representan el reinado de los rubios. Están mejor que nunca y despiertan más atención en ellas y en ellos.
El rubio es el quarterback, el guapo, el dorado, el inalcanzable; una fantasía de muchacho ideal, más tranquilamente sensual que apabullantemente machote.
El rubio es el quarterback, el guapo, el dorado, el inalcanzable; una fantasía de muchacho ideal, más tranquilamente sensual que apabullantemente machote.

Es lo que recrea el actor porno gay Cameron Marshall, prototípico rubiales aniñado, cuyo físico lo destina a toda ardiente escena en vestuario de gimnasio o high school.

Con el tiempo y, preferentemente, subido en una moto, aparece el rubio rústico en su vertiente suave.
Brad Pitt siempre fue el gran ejemplo, y ahora el Charlie Hunnam de "Sons Of Anarchy" es su más claro sucesor.
Brad Pitt siempre fue el gran ejemplo, y ahora el Charlie Hunnam de "Sons Of Anarchy" es su más claro sucesor.

Junto a éste, coexiste el tipo rústico más crecido que, últimamente, hace furor en Hollywood.
Resume cierto ideal de hombre norteamericano, y tiene sus mejores representantes en Aaron Eckhart y Bradley Cooper.
Resume cierto ideal de hombre norteamericano, y tiene sus mejores representantes en Aaron Eckhart y Bradley Cooper.

Y otro motivo de lascivia general siempre ha sido el rubio surfero, asociado con esa California que nunca existió.
Podría definirse como la distancia más corta entre el actor Paul Walker y el modelo de fitness Rusty Joiner.
Podría definirse como la distancia más corta entre el actor Paul Walker y el modelo de fitness Rusty Joiner.

La devoción por la rubialidad quedó bien reafirmada en este blog, al final de la pasada temporada.
Ahí estuvo mi boda con Patrick Wilson, y no tardamos en hablar de aquel partido del Mundial donde Fernando Llorente se quitó la camiseta roja y todos nos quedamos amarillos de la impresión.

¿Funciona la atracción por oposición de contrarios? ¿Gustan los rubios porque aquí escasean? ¿Es cuestión de exotismo?
¿O la emoción por ellos se termina inevitablemente cuando su encanto de niño se disipa? ¿Resultan menos explosivos que las perennes mujeres rubias?
¿O la emoción por ellos se termina inevitablemente cuando su encanto de niño se disipa? ¿Resultan menos explosivos que las perennes mujeres rubias?

No pienso responder a ninguna de esas preguntas. En realidad, me da igual. Me gustan los hombres, sean rubios, bobos, bizcos o cojos.

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