Thursday, September 16, 2010

Lobos y Otros Especímenes de "True Blood"


Una conclusión unánime sobre el tercer año de "True Blood" podría ser que las incorporaciones maromiales no han decepcionado en absoluto.


Especialmente, ese caballero llamado Joe Manganiello, nuevo chico de moda de Hollywood y motivo de revuelo, gracias a su intervención como Alcide Herveaux en la serie.


El pasado mes de julio, Manganiello se dejaba ver en el Comic-Con con expresión de triunfo. Mientras, se publicaba la esperada noticia: será parte del reparto fijo en la próxima temporada.


Ya desde las fotos promocionales, supimos que se aproximaba un huracán importante y, cuando lo trajimos un jueves por primera vez, quedó claro que íbamos a disfrutar un verano bien cálido.


En la serie, incluso ha superado las expectativas.


En realidad, el Joe Manganiello de "True Blood" es el epítome de la masculinidad.
De pelo negro y fuerte, donde enredar los dedos; poseedor de unos ojos que proyectan una aleación de virilidad e inocencia, divididos por una nariz tan pronunciada como irregular.
Y, como gran idea, se ha dejado crecer una óptima barba, con toque canoso incorporado, que rodea los labios del grosor perfecto.


Y del resto de la orgiástica anatomía de Joe, todo lo que hay que decir ya lo expresan las imágenes con la debida elocuencia.


Yo sólo le añadiría un poco de vello en el desfiladero que divide sus pectorales. Pero entonces sería perfecto.


Marshall Allman no es tan imponente físicamente, pero ha demostrado que no le ha hecho falta en absoluto.


Pequeño y desaliñado, desplegando el ardor de lo sucio, Marshall ha interpretado a Tommy Mickens.
El deliciosamente malvado hermano de Sam Merlotte nos ha demostrado que el white trash puede ser de lo más sexy.


La aparición de este Tommy, adicto al follón y siempre pendiente de ser salvado, ha potenciado además al personaje de Sam Merlotte; de largo, el que mayor interés ha despertado en los últimos episodios.


Esperemos que el cliffhanger sea benévolo para Allman y su Tommy, y vuelva con renovadas energías de perrito malo en la cuarta temporada.


Dos conocidos y reputados maromos, que hemos admirado en otras series de nuestra predilección, se han paseado por el condado de Renard.


Por un lado, Kevin Alejandro, exquisito latino de ojos azules, visto en infinidad de títulos catódicos.


En "True Blood", ha sido Jesus Velasquez, enfermero de la madre de Lafayette y, finalmente, sweetheart y compañero de alucinación de éste.


Otro amigo nuestro que se ha dejado ver en la serie responde al nombre de Grant Bowler, explosivo papi australiano y especial debilidad de quien esto escribe.


Bowler ha aparecido menos de lo que necesitábamos, y su presencia ha acabado resultando tristemente instrumental.


No obstante, Cooter, macarra hombre lobo, adicto a la V-blood y rival de Alcide, ha tenido buenos momentos.


Provocaba aceleración de los latidos del corazón cuando de fiero animal se transformaba en tío bueno en pelotas.


Y, por último, "True Blood" nos ha presentado al griego Theo Alexander.


Se ha encargado de incorporar a Talbot, consorte oficioso del rey de Mississippi y responsable de los diálogos más divertidos de la tercera temporada.


Talbot ha acabado funcionando como una especie de representación metáforica del espectador gay que está viendo la serie.
El mismo que consideraría tan romántica la relación de Bill y Sookie y que se deja los ojos cada vez que aparece Eric Northman.


Theo Alexander es un recién llegado en el show-biz yanqui, y su desembarco en "True Blood" se muestra decisivo para su carrera.


Pero estas novedades no han comprometido al que ha seguido siendo el rey de la función, dentro y fuera de la serie.


En esta temporada, Alexander Skarsgård aparecía pectoral y culete al aire desde el primer episodio.


Pero ni le hace falta desnudarse.
Simplemente, proyecta esa mirada triste, que, de repente, se vuelve inquisitiva. Esboza la perfecta sonrisa y enseña el par de colmillos.
Su expresión se hace malvada en un instante, mientras se pasea con inquietante indolencia, dominando la escena por completo.


Si Alexander persiste en quitarse la ropa y enseñar ese cuerpo, que parece esculpido en mármol, no creo que nadie alegue la más mínima queja.


Renovamos una y mil veces la adoración por Alexander Skarsgård, nuestro Maromo del Año, y la auténticamente imprescindible presencia de "True Blood".


Hasta el año que viene, gorgeous.

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