Tuesday, September 14, 2010

Pasión y Saga, según la HBO


Y del mismo modo que volvió, se ha ido otra vez.
¿Son suficientes doce horas de "True Blood" al año? La respuesta es un categórico y tajante no.
Pero breves se muestran las cosas demasiado buenas.
El pasado domingo concluía la tercera temporada, que ha reafirmado a la serie de Alan Ball como el rato televisivo más absurdamente adictivo desde "Melrose Place".


Este tercer año truebloodiano ha apretado las tornas en cuanto a sexo, violencia y sensibilidad camp.
Ha propuesto un grandguignol total, protagonizado visualmente por explosiones sanguinolentas y animales del bosque que se transforman súbitamente en hombres desnudos.


Pero, como siempre en "True Blood", nada es lo que parece, y su subtexto pisa fuerte sobre la frivolidad de su apariencia.
La tercera temporada se ha centrado en la relación entre la pasión y el poder, como los dos deseos esenciales y las dos debilidades primarias, que se complementan y se oponen furiosamente.


Cuando se trata de sentimientos y de adicciones físicas, unos son dueños y otros, esclavos. Como ejemplo, ahí está la humillación sistemática a la que se prestaba Lorena, por culpa de su obsesión por Bill.


Y cuando llega el fracaso romántico, la fragilidad, el dolor y las ganas de venganza hacen presa hasta de los más invencibles poderosos.
Al final, todos los personajes de la serie se han revelado como unos violentados corazones rotos, de una u otra manera.


Tal vez se ha añorado una última fase de temporada tan apocalíptica y desmadrada como la del año pasado.
Aún así, las piezas han encajado con la debida coherencia, y el cliffhanger es más sutil e intrigante que nunca.


Seguiremos hablando de "True Blood" este jueves, porque "Mr. Man" recibe esta semana a los nuevos chicos de Bon Temps. Qué menos.


Comercialmente hablando, la HBO sabe muy bien que tiene en sus manos el show televisivo que más crece de manera exponencial, gracias a su entidad de fenómeno.


Pero la ambiciosa cadena no quiere hipotecarse a un solo producto. ¿Cómo renovar la gloria y combinar el éxito de Sookie y compañía con nuevas series?
De momento, tiene preparado un estreno que tiene a los críticos sin pegar ojo.


Se trata de "Boardwalk Empire", recreación del nacimiento de Atlantic City en plena Ley Seca.
Martin Scorsese es aval de este "Boardwalk Empire"; coproduce y se ha encargado de dirigir el episodio piloto, que se emitirá el próximo domingo.


Si seguimos rastreando la agenda de la HBO, dos títulos llaman la atención especialmente, previstos ambos para la primera mitad de 2011.


Por un lado, aparece "Game of Thrones".
Es éste un proyecto largamente perseguido por la HBO que, por fin, verá la luz el próximo año.
Adapta la vendidísima saga fantástica de "Canción de Hielo y Fuego", alternativa adulta y explícita a "El Señor de los Anillos", escrita por George R. R. Martin.


Castillos, bosques, vestuarios medievales, guerras cruentas, espadachines, incesto, venganzas, lobos, vampiros-zombies; si la producción está a la altura de las circunstancias, "Game of Thrones" podría ser perfectamente la serie más espectacular del año que viene.


Y el segundo título que nos seduce se resolverá en términos de miniserie, a razón de ocho capítulos.
La HBO nos volverá a contar "Mildred Pierce".


La novela negra de James M. Cain tuvo versión cinematográfica en 1945, todo un clásico del melodrama que, entre otras cosas, dio un Oscar a Joan Crawford.


Kate Winslet será la nueva Mildred Pierce, vulgar señora divorciada que se hace rica y asciende socialmente, sólo para encontrarse repetidamente con la patológica ingratitud de su hija Veda.
La omnipresente Evan Rachel Wood interpretará a esa terrible Veda.


Dirige Todd Haynes. Y, sí, esta "Mildred Pierce" es el mejor plan del mundo.


Grandes directores y actores de Hollywood siguen en la mira de la HBO.
Por su parte, aquellos se sienten como en su casa, sabiendo donde está la buena carne dramática, los premios seguros y el prestigio infalible.
Y el público, bien agradecido y con ganas de más.

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