
Existen una clase de reality shows, donde sus protagonistas se sientan en un sofá frente a la cámara y discuten los más variados aspectos de su existencia.

Normalmente, llegan valerosos y confiados, creyendo que se conocen bien y que pueden controlar sus emociones y sus impulsos.

Pronto empiezan a contradecirse a sí mismos, a decir estupideces y a demostrar que no saben nada de nada.
Y, si hay otro entrevistado al lado, es probable que la pacífica entrevista acabe en una bonita bronca.
Y, si hay otro entrevistado al lado, es probable que la pacífica entrevista acabe en una bonita bronca.

Las imágenes más o menos documentales que se insertan entre esas interviews terminan por coronar el espectáculo de vergüenza ajena, que se deduce de la contemplación del día a día de un ser humano.

"Modern Family", la flamante ganadora del Emmy a la mejor comedia, es una parodia de ese estilo de telerrealidad, mientras lleva a la sitcom a nuevos e interesantes terrenos.

Adoptando la estructura de un falso documental, sus personajes se agrupan en las tres clases de familia que ya está dispuesta a aceptar el mundo occidental: la tradicional, la multirracial y la gay.
Las risas empiezan pronto.
Las risas empiezan pronto.

Sus personajes, tan fans de la estabilidad, tan adictos al bienestar, prorrumpen en una serie de estereotipos perfectamente reconocibles, que evidencian lo atrapados que están en las convenciones sociales.

La vida de los seres de "Modern Family" es una competición diaria a ver quién es el más tonto, quién demuestra ser el más pedante y quién actúa de manera más miserable para quitarse de problemas.

"Modern Family" es una comedia corrosiva y anti-sentimentalista, que a la vez, se compromete con sus entrañables personajes.

Gran parte de su éxito se debe a su reparto, perfectamente elegido y dirigido, con especial mimo en los niños actores.
Todos los intérpretes de "Modern Family" deberían ser conscientes que han encontrado los papeles de sus vidas.
Todos los intérpretes de "Modern Family" deberían ser conscientes que han encontrado los papeles de sus vidas.

No sabemos a quién elegir como nuestro personaje favorito.
Porque, ¿a quién coronamos como la diva curvilínea y picante? ¿A Gloria, interpretada por la espectacular Sofía Vergara? ¿O a Cam, el no menos espectacular Eric Stonestreet?
Porque, ¿a quién coronamos como la diva curvilínea y picante? ¿A Gloria, interpretada por la espectacular Sofía Vergara? ¿O a Cam, el no menos espectacular Eric Stonestreet?

En cualquier caso, habría que mencionar a la estrella secreta de "Modern Family": Dylan, el novio de Haley, personaje que se merece un spin-off cuanto antes.

Al igual que "Glee", el estreno de "Modern Family" fue relativamente discreto, y fue su creciente culto quien acabó por convertirla en una de las series de moda, con sólo una temporada emitida.

Derrotar a esa misma "Glee" en el premio gordo de los Emmy no ha sido tarea fácil.

Pero ese triunfo es perfectamente consecuente con el espíritu de dichos premios, que ya galardonaron a dos antecesoras espirituales de "Modern Family"; es decir, "Arrested Development" y "30 Rock".

En octubre, los Pritchett-Dunphy vuelven con una segunda temporada, que, sin ninguna duda, vivirá tranquilamente a la altura de las expectativas.
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