Tuesday, February 15, 2011

Desconociendo a "Nurse Jackie"


"Hazme buena, Dios, pero no hoy", suspira la enfermera Jackie, tendida en el suelo.
El sedante permite la alucinación: píldoras caen sobre ella, al ritmo de "Valley of the Dolls".
Así comienza "Nurse Jackie", mirada a los días de una enfermera neoyorquina, de doble vida y poliédricos secretos.


Jackie es resoluta, valiente, seria, compasiva.
Ni en su familia ni en su trabajo conocen sus indiscreciones, bien guardadas en los bolsillos y estrictamente vividas tras las puertas cerradas.


Se nos cuenta que un crónico dolor de espalda fue la primera razón de su consumo sistemático de calmantes, pero nunca queda clara la verdad sobre la adicción de Jackie.
Al fin y al cabo, la ajetreada y triste vida de una sala de Urgencias también podría ser otro perfecto motivo para tener ganas de esnifar Vicodin o Percocet en el cuarto de baño.


Conseguir las drogas no parece tampoco la sola causa de los polvos rápidos con el farmaceútico del hospital.


Y, al final del día, Jackie termina su turno, se coloca un anillo y vuelve a su hogar, compartido con su amoroso marido y sus dos hijas.
En el hospital, la mayoría ignora que está casada. En casa, sólo saben que trabaja mucho.


Con un tono entre cotidiano y humoroso, se vertebra el análisis de este personaje incorrecto, junto a los pintorescos seres que la rodean.
La serie no desea juzgar a su protagonista, y se muestra muy poco curiosa al respecto de su pasado.


Cierto personaje llega a definirla con exactitud: "Conocerte es saber que no se te puede conocer en absoluto".
Como en otras series de Showtime - "Weeds", "The Big C", "United States of Tara" - aparece una mujer imperfecta que es capaz de perdonarse a sí misma.


En el caso de "Nurse Jackie", el asunto se sazona con un componente levemente espiritual.
Gran parte del hospital está ocupado por iconografía de mártires y justos, y la capilla anexa suele ser escenario de varias secuencias.
¿Es Jackie una santa? Es lo que se transluce dramáticamente, cuando se muestra empática con el sufrimiento de los pacientes y su desesperación.


Siempre en secreto, la enfermera manipula la burocracia y sortea las cortapisas del sistema para aplacar el dolor ajeno.


Edie Falco, la inolvidable Carmela Soprano, es el centro de gravitación de esta "Nurse Jackie", la serie que ha supuesto su regreso a la televisión.


La peculiar personalidad de la actriz, cuya mirada contamina aridez y magnetismo a un tiempo, calza cual guante en semejante saga.


La Falco recibe buen apoyo de un estimulante coro de actores.
Es inevitable adorar a dos de sus mujeres: Eve Best, como la frívola Doctora O'Hara, y la desternillante Anna Deavere Smith, como la administradora Gloria Akalitus.


El guapo Peter Facinelli es uno de esos milagros de casting que se dan en contadas ocasiones; parece nacido para interpretar al clásico médico niñato, recién llegado de alguna postinera Universidad.


"Nurse Jackie" entretiene, sobre todo, por su ligereza como comedia negra, que se combina de manera agridulce con los momentos de pathos hospitalario.
Sin embargo, el arco de continuidad general de la serie se ha revelado un tanto paralítico.


El itinerario de sus personajes se cuenta como un río lento, y la serie pierde el tiempo a manos llenas.
Así, gran parte de la segunda temporada se nos hacía casi una réplica de lo sucedido en la anterior.
Esto podría explicar porqué "Nurse Jackie" ha ido perdiendo seguimiento a lo largo de su andadura.


De todos modos, la season finale traía el esperado descubrimiento de uno de los secretos de Jackie, y se cernía así la necesaria incertidumbre sobre su futuro a partir de ahora.
Tal vez suponga una oportunidad para apretar el acelerador.


Ya no hay que esperar mucho más.
Se promete nueva ración de verdad revelada y mentira piadosa para la tercera temporada, que se estrena el próximo 28 de marzo.

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