Los Chicos de "Inception"

Los veranos suelen ser un terreno impío para el cine, donde hallar una película buena produce la misma sensación que otorgaría un milagroso oasis en medio del desierto.

Por eso, no es nada extraño que "Inception" (Origen) se convirtiese casi automáticamente en el film imprescindible de la temporada estival.

Pero no sólo ha sido la película del verano, sino también ha quedado como uno de los más arriesgados artefactos narrativos del cine comercial de Hollywood en los últimos tiempos.

La discusión que ha suscitado entre el público es precisamente la prueba de que ha conseguido lo que buscaba.

Se podría decir que "Inception" es la mejor película de Christopher Nolan hasta la fecha; un título fascinante, de glamourosa atmósfera, que usa nuestras ideas sobre el sueño como recurso estético.
Y, también, como billete para el delirio argumental más disfrutable.

Sus estupendos actores son ingrediente esencial del éxito de "Inception".
Pero, como hoy es jueves, no querremos hablar ni de Marion Cotillard ni de Ellen Page.

El protagonista de "Inception" responde al nombre de Leonardo DiCaprio y es, sencillamente, uno de los actores más populares de Hollywood.
Estrella teen de los noventa reciclado en actor respetable de la mano de Martin Scorsese, Leo es estupendo, como actor y como hombre.

Lo ha sido siempre, pero en este blog somos de la opinión de que la madurez es un grado.
Y DiCaprio pasó de ser lindo nene a tío bueno, cuando lo vimos en "The Departed".

Ahora, con esas comestibles mejillas y ese voluminoso cuerpo, podemos decir que Leo se ha hecho mayor a base de engordar.
Pero ya se sabe que en la sopa, cuenta la carne, y los ojos rasgados que enamoraron a toda una generación se mantienen intactos.

En sus últimas películas, DiCaprio demuestra que no hay nadie mejor para llevar encima el peso y el protagonismo de las mejores superproducciones.
Lo próximo de Leo supondrá ser Edgar Hoover para Clint Eastwood; con toda probabilidad, estará más cerca del Oscar que nunca.

Ojos rasgados y buena madurez también tiene Ken Watanabe, metro ochenta y cinco de señor japonés.
Es candidato perfecto para convertirse en genial actor secundario de la Meca del Cine.

La especialidad de Watanabe es desplegar fuerza y carisma, robando escenas sin proponérselo demasiado.

Hollywood lo conoció y nominó al Oscar tras verlo en "El Último Samurai", y Christopher Nolan ya le había echado el lazo para "Batman Begins".

Desde entonces, combina cine norteamericano con producciones de su país de origen.

Quien prefiera a los chicos jóvenes y delgados, debe recurrir a la contemplación y devoción del adorable Joseph Gordon-Levitt.

Decirle prometedor es injusto; Joseph lleva en la pantalla desde los siete años, y su larguísima carrera evidencia que no tiene nada de recién llegado.

La serie "3rd Rock From The Sun" y su fabulosa interpretación en "Mysterious Skin", como un chapero de oscuro pasado, fueron decisivas en su paso a la madurez.

"(500) Days of Summer" fue el inicio de un idilio serio con la audiencia, y lo confirmaba como actor de moda.

Ahora su espigada figura entra como un guante en el elegantísimo vestuario de "Inception", y somos conscientes de que es el chico ideal para despertarnos de nuestros sueños.

De entre el reparto, quizá el actor más camaleónico sea Cillian Murphy, de expresión siempre torturada y turbia ambigüedad.

Sus enormes ojos azules y esos huesos faciales tan prominentes han resultado de lo más cinematográficos desde su debut, y le han otorgado vía libre a la versatilidad.

Maromialmente, no sabemos qué pensar de él. ¿Es guapísimo o resulta un tanto desagradable a la vista? En la disquisición, quizá esté la clave del atractivo del irlándes Cillian.

Ya fue el Espantapájaros para los Batman de Nolan, y ha sido gran favorito de Danny Boyle.
Pero el papel cumbre de este Murphy se llamó Patrick 'Kitten' en esa joya ignorada llamada "Desayuno en Plutón".

Como última parada de este estimulante recorrido, llega mi personal favorito del reparto de "Inception" y la mayor revelación maromial de la película.

Se llama Tom Hardy y es tan inglés como el homónimo escritor de "Jude el Oscuro".

De entre de sus compañeros de reparto, Hardy es quien tiene la carrera menos interesante.
Pero, de él, sí podría decirse que acaba de empezar.

Tom es dueño de un cuerpo perfectamente compacto, despliega la adecuada potencia de machote y deja sedado con su acento british.

Pero, sobre todo, se le identifica por poseer los labios más abultados e incitadores del cine actual. (Púdrete, Angelina).

Dicen que adora el riesgo y la experimentación actoral. En una entrevista, hizo el siguiente silogismo: "Claro que me he acostado con hombres. Soy actor".

Qué fantástica manera de pensar.